Odiaba a Hugo. Quería que desapareciese de la faz de la tierra, o que nunca hubiera conocido a su amada Danielle. Simon no había llegado a hablar del tema de ayer en el Starbucks con la chica, pero ella se puso muy feliz al ver el cómic que le regaló Simon. Por esa parte, él estaba contento. Pero no pudo evitar sentir cómo el estómago se le retorcía y el corazón le latía a mil por hora cuando vio a su querida Danielle y a Hugo dándose un cálido abrazo en el pasillo.
Comprobado. Están saliendo. Ese no es un abrazo amistoso, y no paran de sonreir y de ruborizarse. Están saliendo. Son pareja. El tiparraco español y mi dulce Danielle. Mi Danielle. No. No puede ser. Simon estaba perplejo, sentía unos celos horribles cuando los vio abrazarse. Él nunca había abrazado así a Danielle, no le había mirado nunca con esos ojos castaños e ibéricos llenos de alegría.
El tiparraco español está totalmente prendado de Danielle, de eso estoy seguro. Se le nota en la mirada. Pero... ¿Está Danielle enamorada de él?
Justo en ese momento entró Sir Byron, el profesor de Historia. Era un hombre ancho, bien vestido, con bigote blanco y monóculo. Era de Inglaterra, y de edad avanzada, por lo que le gustaba que le llamasen Sir. Simon pensaba que el tío estaba sacado de la película de Oliver Twist.
-Señores del pasillo, hagan el favor de entrar en el aula.
La mayoría de los alumnos entraron en la clase y se colocaron en sus pupitres, entre ellos Hugo y Danielle. Sir Byron pudo percatarse de la feliz y brillante mirada de Hugo, que caminaba hacia su pupitre con el pelo negro alborotado y sus mejillas sonrosadas. Y por supuesto, con esa sonrisa tan perfecta y difícil de provocar.
-Señor Fernández. -Dijo el profesor, refiriéndose a Hugo.- ¿Qué le ocurre en la mirada? ¿Está usted enamorado?
Todos los alumnos explotaron en infinitas carcajadas. Todos, menos Danielle y Simon. La sonrisa de Hugo desapareció por completo, y sentía cómo sus mejillas empezaban tornarse color rojo y cómo se iba haciendo cada vez más pequeño.
-Eh... no me ocurre nada, Sir Byron.
-Nunca lo había visto tan feliz. Bueno -el profesor dió dos palmadas al aire y todos los alumnos pararon de reir.- estamos aquí para estudiar a la señora Historia, no para analizar los sentimientos de este chico. Sacad el material y comencemos.
Hugo se sentó en su pupitre y se sumió en sus propios pensamientos, como solía hacer en clase de Historia. Pensaba en él y en Danielle, rememoraba el abrazo del pasillo, mientras escuchaba de fondo a Sir Byron hablar de las tropas de Napoleón. Hugo miró hacia el asiento de Danielle, y sus miradas se cruzaron. Danielle le sacó la lengua, y Hugo le dedicó una de sus especiales sonrisas. Sólo a ella.
Escrito por: Macarena