Capítulo 2.1

Hugo no estaba preparado para ello. Para nada de aquello. Las veces que se había enamorado el proceso había requerido un tiempo indefinido, y ahora, sin embargo, las sensaciones se aglomeraban creando miles de torbellinos en su interior. No sabía si le gustaba Danielle. Bueno, no le gustaba, le encantaba, y todo aquello se había formado en menos de tres días. Era como si una conexión, un imán, la atrajera hacia él de forma irremediable. 
Hugo balbuceó algo por lo bajo y miró las mejillas sonrosadas de Danielle, la mirada gacha, dispuesta a aceptar la derrota, el rechazo, el temblor de sus manos finas y largas. Y, como en un acto reflejo, el chico se las cogió y le infundió el calor que le faltaban. 
- Yo, Danielle, es que yo... -No sabía que decir, jamás se había visto en una situación como aquella, y la joven le disparaba el corazón a doscientos.
- Tienes novia, debería de haberlo sabido. Un chico tan perfecto como tú no puede... es imposible, lo siento. 
Se llevó las manos al rostro, intentando ocultar las lágrimas, el desconcierto de su interior, y antes de que Hugo, paralizado en medio de la acera, pudiera siquiera pronunciar una palabra, se alejó corriendo, sintiendo que había sido una estúpida, que todo empezaba de nuevo a ir mal, que había perdido a su mejor amigo en brazos de otra, que había roto una amistad nada más empezar, y que ahora que no estaban ni Hugo ni Simon, ya no le quedaba nada. 
 

Simon aparcó el coche en el parking y se cubrió con la capucha para no mojarse con la llovizna que pululaba por el aire. Patrice estaba en la puerta, charlando con unas amigas, y el chico sintió como todo lo de ayer volvía de nuevo. Aquella chica tenía algo, era cierto, y por primera vez Simon se paró a pensar cuantos tíos estarían peleando por ella en aquellos momentos. 
Al contrario de lo que esperaba, la chica no le dijo nada sobre su recuperado aspecto. Ahora, ella llena de moda y el de frikiedad, parecían dos polos opuestos que se atraían aún más. Solo se acercó a él, le sonrió, y le dio un abrazo en público. En el hueco de su hombro, el muchacho vio como Danielle bajaba de su coche con los cascos puestos, pero tener tapados los oídos no le impidió divisar con rapidez el rostro del chico. 
- Bésame -le dijo Patrice, y volvió con brusquedad a la realidad. 
- ¿Aquí? ¿De...delante de tod...dos?
De Danielle quería decir. Delante de Danielle. Porque no soportaría un segundo beso delante de ella. Aunque, al fin y al cabo, no creía que le importara ¿O había tenido algún reparo en reír y reír con Hugo, mientras que a él no le había propuesto nada? Eran amigos, eso era cierto, pero aquello no quería decir que ella lo amara. 
- Claro que sí. Para que todas las tías tengan envidia de mí y para experimentar, que me encanta ¿Quién iba a decirlo? El tímido y peculiar chico que en un verano ha cambiado con tanta brusquedad ¡Lo que hacen las hormonas!

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Escrito por: Srta. Alicia Alina.