Capítulo 2.0

Patrice. Patri... ce. Pat... Dan... Dani... elle. Danielle. Simon no dejaba de pensar en Danielle desde que dejó a Patrice en su casa. Mientras caminaba recordaba la fría mirada de su mejor amiga Danielle en el Starbucks mientras él y Patrice... No quería ni recordarlo. Esa chica tan salvaje y atractiva no le convencía del todo. Simon se paró frente al escaparate de su tienda favorita la que hasta hace dos días había sido su tienda favorita. La tienda de cómics Nostromo. En la que junto a Danielle se había gastado un montón de dinero en cómics que luego habían leído juntos. Se vio reflejado en el cristal... Y no le gustó lo que vió. Se vió a él, a Simon, que había cambiado su vieja y gastada camiseta friki de Obi One Kenobi por una camiseta de marca. Simon, que había reemplazado sus antiguas gafas de pasta negra por unas que, según Patrice, lo hacía más cool. Simon, que había cambiado sus converses por unas DC. Simon... El nuevo Simon. La ropa que llevaba sólo la había llevado esa misma tarde. Nadie del instituto lo había visto excepto Patrice, Hugo y... Danielle. Sus antiguas prendas las llevaba en una bolsa. Y, avengonzado por traicionar a sus ideales de chico raro -y por supuesto a Danielle- se adentró en un callejón estrecho lleno de cubos de basura. Se quitó las gafas cool, la camiseta de marca, y las DC, y tiró su nueva imagen al contenedor de basura más maloliente que encontró. Se puso su vieja camiseta de su ídolo, sus converses y sus gafas de pasta negra. Y entró corriendo en la tienda de cómics. Miró a su alrededor y nada había cambiado. Los posters mangas en las paredes, las grandes estanterías llenas de merchandising, su música favorita de fondo... Se sentía realizado. Pero le faltaba una cosa; Danielle. Se acercó a una estantería, y allí lo vió. El cómic que Danielle y él vieron por internet antes del verano, que aún no había llegado a Estados Unidos y que ella se moría por tener. Y sin pensárselo dos veces, Simon lo compró.
                                                             

-Hugo...
-Dime
-Tienes caramelo seco en la barbilla. -Confesó Danielle, riéndose a carcajadas- Llevo un rato queriéndotelo decir, pero esque estás tan gracioso con esa mancha ahí...
Hugo sintió cómo un calor llegaba hasta sus mejillas.
-No pueder ser... -Se rasgó con la uña el caramelo seco- 
-Eh, tranquilo, no te avergüences estando conmigo, a mi eso me pasa cada dos por tres. ¿Sabes que estuve hasta los diez años utilizando babero? -Dijo Danielle, sin ninguna vergüenza, ya que estando con Hugo se sentía muy cómoda.-
-¿Hasta los diez? Pues yo hasta los doce... Pero que esto no salga de aquí, ¿eh? -Rió Hugo, con esa sonrisa que le gustaba tanto a Danielle y que tan difícil era de provocar-
-Hugo, no es mi caso, pero... ¿Porqué cuesta tanto hacerte sonreír, con esa sonrisa tan perfecta que tienes? -Dijo Danielle muy lentamente y cada vez más bajo-
El corazón de Hugo comenzó a latir a mil por hora y las palabras de Danielle le motivaron bastante. El siempre había tenido muy baja autoestima y cada vez que alguien le hacía un cumplido, cosa que no pasaba mucho dado su carácter tan serio, se ponía muy feliz, pero no lo exteriorizaba.
-Eh... No lo sé. Gracias, Danielle. -Contestó, posando su mano en su propia nuca.-
-No tienes que dar las gracias por tener esa sonrisa. En serio, nunca había visto una como la tuya. Te lo digo porque creo que deberías saberlo. -Dijo ella, muerta de vergüenza. Pero cuando empezó ya no podía parar. Hugo le gustaba demasiado.- Ojalá tuviera yo una tan deslumbrante como la tuya.
-Deja de decir bobadas. Tienes una sonrisa permanente, siempre está ahí. Y es preciosa. -Como tú, querría haber dicho Hugo, pero se sentía demasiado agitado y nervioso como para decírselo.-
-Pues eres el primero que me lo dice. Hugo, debes saber que... -Y ahí paró, porque Danielle sentía sus mejillas arder. Por unos instantes, reinó el silencio.-
-¿Qué debo saber?
Danielle sentía que era el momento de decírselo, aunque lo conocía de hace dos días. Lo que iba a decirle lo sentía de verdad.
-Debes saber que eres especial para mi. Creo que me gustas, y mucho.


 Escrito por: Macarena