Odio a la de Español. Pensó Simon mientras la profesora le ordenó que se sentara junto a las gemelas McCurdy, Raquel y Patrice. Al chico le parecieron encantadoras, aunque muy diferente una de otra. Patrice era bastante sociable, le encantaba llamar la atención y vestir con ropa atrevida sin contar con la opinión de los demás, además había salido con un chorro de chicos guapos y había perdido la virginidad este verano. Pero aún así era inteligente y le gustaba estudiar, sacaba unas notazas y llevaba unas gafas de pasta preciosas. En cambio, Raquel era tímida y siempre pasaba desapercibida ya que su hermana siempre destacaba mucho más que ella (y eso que físicamente eran idénticas, tan guapa una como otra) y aunque se avegonzaba algo de ello, nunca había tenido pareja. Aun así Raquel era mucho más romántica que Patrice, y se había enamorado alguna que otra vez, pero como es de esperar ella nunca lo había revelado (excepto a su hermana, a la que se lo contaba todo). Además estudiaba mucho, pero nunca subía del seis.
Simon vio las risas entre Hugo y Danielle en la clase de Español y sintió algo extraño en el estómago. Hugo empezaba a caerle realmente mal y Simon empezó a tener envidia. Por mucho afecto que sintiera por Danielle en estos momentos, el chico quería que ella también sintiera celos, aunque descartó aquel pensamiento de su mente. Él no era así. Simon se llevó toda la clase hablando con Patrice de esto y de lo otro, y le pareció guapísima. Siguieron hablando a la salida, y cuando Danielle fue a despedirse de él, Simon ni siquiera la miró, herido en su orgullo. Solo pronunció un simple "Adiós", cosa que dejó a la chica de piedra.
-Bueno Simon, me caes super bien. ¿Podríamos vernos alguna tarde, no? -Dijo Patrice aferrándose su carpeta a la barbilla.
-Pues claro. Es más, ¿qué te parece mañana por la tarde? -Propuso el chico, sin darse cuenta de que era una estrategia de celos.-
-Oh, pues perfecto. ¡Podríamos ir de shopping!
Simon odiaba salir de compras, y menos para comprar ropa. Pero ese fue el momento perfecto para que el chico cambiase. Para convertirse en un adolescente seguro de sí mismo como Patrice y dejar de ser el bicho raro que solo habla con Danielle. Quería cambiar totalmente.
-Pues nos vemos aquí, en la puerta del instituto.
-¡OK! ¿Tu vienes, Raquel? -Preguntó, girándose hacia su hermana.
-Eh... No puedo, Patri... -Contestó Raquel. En verdad sentía unas ganas locas por salir con Simon. Le pareció un buen chico. Pero eran los inconvenientes de tener esa personalidad, que ella tanto detestaba, quería ser como su hermana. Lo típico.
-Ah, bueno. Pues allí nos vemos, Simon. ¡Un beso! -Y se acercó un chico propinándole un sonoro beso en la mejilla. Mejilla la cual hace unas horas Danielle había besado, y ahora Patrice había borrado su beso y había puesto el suyo.-
Y al día siguiente, los dos chicos quedaron. Fueron a las tiendas que, hace unos días, Simon no se habría atrevido a pisar. Pero ahora sí, porque ha cambiado. Fueron a Adidas, a Ray-Ban, a New Yorker, a Surf Planet... Compró mucha ropa, aunque decidió conservar las camisetas de esos grupos que antes tanto le gustaban, como Los Ramones o Queen, aunque ahora había decidido escuchar música contemporánea.
-Uf, estoy sedienta. ¿Vamos al Starbucks de ahí enfrente? -Señaló hacia la cafetería, en la cual si te fijabas muy bien (y no eras miope), se veían reflejados detrás del cristal las figuras de Hugo y Danielle. Pero como Simon y Patrice eran miopes, no los vieron. Entraron en la cafetería y allí estaban, los cuatro. Hugo y Danielle, Simon y Patrice. Dos parejas perfectas que en realidad no lo eran. Pero Danielle vió a Simon, su nuevo cambio, y estaba guapísimo. Y Simon vió a Danielle, con Hugo, su acompañante, y le jodió un montón. No os podéis imaginar cuanto.
Escrito por: Macarena